¡Hola!
Bueno, esto hace poco lo subí en fanfic.es y ahora lo dejo acá, para todas las personas que se pasan por el blog.
Es una historia corta, no soy de escribir historias cortas, pero a veces las ideas llegan y una no puede evitar plasmarlas. Esto nació de mi incapacidad al momento de pedir perdón, de ahí el título ¿no?
Espero que les guste y bueno, le agradezco esta iniciativa a Fran quien me dio ganas de probar este estilo de escritura al subir ella una historia corta el otro día. Besos para todos ^_^
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Perdón,
supuse que diciéndote eso tarde o temprano te darías la vuelta y me regresarías
la mirada.
Perdón,
no quería que pareciera mentira. En realidad lo decía desde el alma.
Y no
me vengas con eso de que el alma no existe, existe, siempre y cuando estés
dispuesto a mostrarla. Porque, si vamos al caso, todas esas veces que hablaste
de amor yo te podría haber salido con ese mismo argumento. ¿Cómo puedes sentir
amor, si el amor no existe? ¿Acaso es un órgano del que yo no oí hablar? Lo
dudo mucho.
¿Lo
ves ahora? Entonces ¿Por qué mi perdón desde el alma, no tiene sentido para ti?
Si viene desde un sector que nadie puede localizar, entonces es ficticio.
Perfecto, no me perdones. No me importa.
Mentira,
sí me importa.
Me
duele que creas que no sueno convincente. Lo sé, no lo hago tan bien e incluso
podría esforzarme más.
Y sé que cuando te dije que te amaba, tampoco
lo sentiste real. Esta bien, lo admito, aquella vez no fue real. No sentía ni
la mitad de lo que me intentabas trasmitir, pero pensé: Quizás algún día lo
pueda corresponder.
Aquí
me tienes, correspondiéndote. Y te das la vuelta, te alejas a pesar de todo.
¡No!
¡Ya basta! En esa dirección no estoy yo. ¡Vuelve! Te juro que esta vez lo voy a
hacer bien, voy a decirlo realmente. Desde el corazón, dado que ese es un
órgano localizable, tal vez así logre convencerte.
¿Qué
por qué pierdo mi tiempo contigo? Es una pregunta justa, yo siempre pienso lo
mismo. ¿Por qué pierde el tiempo conmigo? Soy un caso perdido y no tengo nada
para ofrecerte, lo sabes. Te lo dije desde el principio.
No
puedo estar al pendiente de ti, no puedo atormentarte con dulzura, no puedo
perseguirte y decirte que me importas. A pesar de que sí me importas.
Es
extraño, esto de no saber expresarse. Más cuando la escritura es un medio casi
vital para mí día a día, sí, tú lo sabes mejor que nadie. Pero no lo hago
porque me guste relegarte, no lo hago porque me irrites o me aburras. ¿Es tan
difícil entender que no quiero agobiarte?
Entonces
me sales con que te descuido ¿Te descuido? A veces pienso en responderte que no
soy tu maldita madre, ups, creo que ya te lo he dicho en el pasado. Y ya que
estamos en esto, perdón por eso también.
Aunque
debes darme crédito, yo no soy tu madre. No sé qué esperas de mí.
Hasta
donde mi capacidad llega, las relaciones implican compartir una conversación,
la cama, alguna comida y la misma pasta de dientes. Para mí funcionamos bien en
ese aspecto, pero para ti no aparentemente.
Se
justo al menos y dime ¿Cómo rayos debe comportarse alguien en una relación?
De
acuerdo, no como yo. Entonces ¿Cómo quién?
¿Cómo
esa mujer con la que estuviste el viernes? No, ni te esfuerces en negarlo. Eso
es material del pasado, en realidad no me dolió ni un poquito. Sabía que lo
hacías por venganza, aunque admito que tu venganza fue lamentable. A veces me
das pena y a veces un hambre terrible, porque me haces pensar todas esas cosas
que te haría si tan solo me dieras la oportunidad. En esos instantes, hasta te
veo delicioso.
Claro,
esta era yo disculpándome.
No sé en
qué momento perdí el hilo, no, no lo sé. Aunque admitir eso no borrara la duda
en tus ojos, me has puesto una linda marca encima y ahora vislumbras tu error.
Comprendo
que creas que todo en mí está definido, eso es lo que aparento a primera vista.
Normalidad, seguridad, tranquilidad, estabilidad.
Es
decepcionante cuando se descubre lo que escondo más allá y entonces todo
comienza a ser más complicado. Sí, eso puedo llegar a entenderlo. En más de una
ocasión me he confundido a mi misma, no puedo esperar menos de ti.
“Antes
no eras así, antes no me hablabas de este modo”
Antes,
antes, antes. ¿No lo entiendes todavía? Ese era un señuelo, mi vida sería
estúpidamente monótona si mostrara todo mi material desde el inicio. Por eso te
atrapé como a los otros, por eso te guié hacia esto que parece lo que todo el
mundo quiere.
Después
viene la sorpresa, el verdadero reto.
Y
nunca fuiste de esos que se esmeran, tienes la costumbre de que las cosas se te
sirvan en bandeja. Estúpido niño mimado, tu madre te consintió más de la
cuenta. Ahora no sabes que hacer.
¿Y me
llamas bipolar? ¿A mí? Ni siquiera conoces el maldito término, sólo te sonó
bonito ¿cierto? Como aquella vez que te propusiste usar la palabra “arbitrario”.
Me hiciste mucha gracia en ese momento, nunca me animé a decirte que eso no
tiene absolutamente nada que ver con el hombre a rayas en las canchas de
futbol. Pero bueno, ahora lo sabes…o quizás no. Así que mejor lo aclaro. Ese es
un árbitro, cielo.
No te
rías, no me digas que no viene al caso. Aprender cosas nuevas nunca está demás.
¿Así
que te vas de todos modos? ¿Después de mi magistral disculpa?
Vaya
una a entenderte, sí, mejor márchate. ¿Quién te quiere?
¡No!
¡Espera!
Antes
de que cruces esa puerta, un último favor te pido. Es mas te lo voy a rogar de
rodillas e incluso, te lo voy a pedir desde lo más profundo de ese órgano que
tanto te gusta presumir que posees.
Por
favor, amor mío no te vayas. Es necesario que oigas mis palabras, realmente
estoy desesperada aquí. Mírame, dame al menos el goce de ver tus ojos por
última vez. ¡Escúchame! ¡Te lo estoy rogando con un demonio! Esto es lo más
humillante que hare en toda mi vida, lo mínimo que deseo a cambio es un poco de
tu atención.
Mucho
mejor así, no fue tan difícil ¿verdad? Creo que nunca me había detenido a
decirte lo guapo que eres. De acuerdo, disculpa, a veces pierdo la perspectiva,
tu belleza me eclipsa.
Claro,
basta de juegos. ¿Qué cuál es mi pedido? Ah sí, tonta de mí.
Podrías,
por favor, si algún resquicio de amor aun yace en tu bonito cuerpo de modelo,
apiadarte de mí y llevarte ese horrible retrato de tu madre.
No te
ofendas, pero arruina mi feng shui.