lunes, 30 de julio de 2012

Perdón

¡Hola! 
Bueno, esto hace poco lo subí en fanfic.es y ahora lo dejo acá, para todas las personas que se pasan por el blog. 
Es una historia corta, no soy de escribir historias cortas, pero a veces las ideas llegan y una no puede evitar plasmarlas. Esto nació de mi incapacidad al momento de pedir perdón, de ahí el título ¿no?
Espero que les guste y bueno, le agradezco esta iniciativa a Fran quien me dio ganas de probar este estilo de escritura al subir ella una historia corta el otro día. Besos para todos ^_^
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Perdón, supuse que diciéndote eso tarde o temprano te darías la vuelta y me regresarías la mirada.
Perdón, no quería que pareciera mentira. En realidad lo decía desde el alma.
Y no me vengas con eso de que el alma no existe, existe, siempre y cuando estés dispuesto a mostrarla. Porque, si vamos al caso, todas esas veces que hablaste de amor yo te podría haber salido con ese mismo argumento. ¿Cómo puedes sentir amor, si el amor no existe? ¿Acaso es un órgano del que yo no oí hablar? Lo dudo mucho.
¿Lo ves ahora? Entonces ¿Por qué mi perdón desde el alma, no tiene sentido para ti? Si viene desde un sector que nadie puede localizar, entonces es ficticio. Perfecto, no me perdones. No me importa.
Mentira, sí me importa.
Me duele que creas que no sueno convincente. Lo sé, no lo hago tan bien e incluso podría esforzarme más.
Y  sé que cuando te dije que te amaba, tampoco lo sentiste real. Esta bien, lo admito, aquella vez no fue real. No sentía ni la mitad de lo que me intentabas trasmitir, pero pensé: Quizás algún día lo pueda corresponder.
Aquí me tienes, correspondiéndote. Y te das la vuelta, te alejas a pesar de todo.
¡No! ¡Ya basta! En esa dirección no estoy yo. ¡Vuelve! Te juro que esta vez lo voy a hacer bien, voy a decirlo realmente. Desde el corazón, dado que ese es un órgano localizable, tal vez así logre convencerte.

¿Qué por qué pierdo mi tiempo contigo? Es una pregunta justa, yo siempre pienso lo mismo. ¿Por qué pierde el tiempo conmigo? Soy un caso perdido y no tengo nada para ofrecerte, lo sabes. Te lo dije desde el principio.
No puedo estar al pendiente de ti, no puedo atormentarte con dulzura, no puedo perseguirte y decirte que me importas. A pesar de que sí me importas.
Es extraño, esto de no saber expresarse. Más cuando la escritura es un medio casi vital para mí día a día, sí, tú lo sabes mejor que nadie. Pero no lo hago porque me guste relegarte, no lo hago porque me irrites o me aburras. ¿Es tan difícil entender que no quiero agobiarte?
Entonces me sales con que te descuido ¿Te descuido? A veces pienso en responderte que no soy tu maldita madre, ups, creo que ya te lo he dicho en el pasado. Y ya que estamos en esto, perdón por eso también.

Aunque debes darme crédito, yo no soy tu madre. No sé qué esperas de mí.
Hasta donde mi capacidad llega, las relaciones implican compartir una conversación, la cama, alguna comida y la misma pasta de dientes. Para mí funcionamos bien en ese aspecto, pero para ti no aparentemente.
Se justo al menos y dime ¿Cómo rayos debe comportarse alguien en una relación?
De acuerdo, no como yo. Entonces ¿Cómo quién?
¿Cómo esa mujer con la que estuviste el viernes? No, ni te esfuerces en negarlo. Eso es material del pasado, en realidad no me dolió ni un poquito. Sabía que lo hacías por venganza, aunque admito que tu venganza fue lamentable. A veces me das pena y a veces un hambre terrible, porque me haces pensar todas esas cosas que te haría si tan solo me dieras la oportunidad. En esos instantes, hasta te veo delicioso.

Claro, esta era yo disculpándome.
No sé en qué momento perdí el hilo, no, no lo sé. Aunque admitir eso no borrara la duda en tus ojos, me has puesto una linda marca encima y ahora vislumbras tu error.
Comprendo que creas que todo en mí está definido, eso es lo que aparento a primera vista. Normalidad, seguridad, tranquilidad, estabilidad.
Es decepcionante cuando se descubre lo que escondo más allá y entonces todo comienza a ser más complicado. Sí, eso puedo llegar a entenderlo. En más de una ocasión me he confundido a mi misma, no puedo esperar menos de ti.

“Antes no eras así, antes no me hablabas de este modo”
Antes, antes, antes. ¿No lo entiendes todavía? Ese era un señuelo, mi vida sería estúpidamente monótona si mostrara todo mi material desde el inicio. Por eso te atrapé como a los otros, por eso te guié hacia esto que parece lo que todo el mundo quiere.
Después viene la sorpresa, el verdadero reto.
Y nunca fuiste de esos que se esmeran, tienes la costumbre de que las cosas se te sirvan en bandeja. Estúpido niño mimado, tu madre te consintió más de la cuenta. Ahora no sabes que hacer.
¿Y me llamas bipolar? ¿A mí? Ni siquiera conoces el maldito término, sólo te sonó bonito ¿cierto? Como aquella vez que te propusiste usar la palabra “arbitrario”. Me hiciste mucha gracia en ese momento, nunca me animé a decirte que eso no tiene absolutamente nada que ver con el hombre a rayas en las canchas de futbol. Pero bueno, ahora lo sabes…o quizás no. Así que mejor lo aclaro. Ese es un árbitro, cielo.
No te rías, no me digas que no viene al caso. Aprender cosas nuevas nunca está demás.
¿Así que te vas de todos modos? ¿Después de mi magistral disculpa?
Vaya una a entenderte, sí, mejor márchate. ¿Quién te quiere?
¡No! ¡Espera!
Antes de que cruces esa puerta, un último favor te pido. Es mas te lo voy a rogar de rodillas e incluso, te lo voy a pedir desde lo más profundo de ese órgano que tanto te gusta presumir que posees.
Por favor, amor mío no te vayas. Es necesario que oigas mis palabras, realmente estoy desesperada aquí. Mírame, dame al menos el goce de ver tus ojos por última vez. ¡Escúchame! ¡Te lo estoy rogando con un demonio! Esto es lo más humillante que hare en toda mi vida, lo mínimo que deseo a cambio es un poco de tu atención.
Mucho mejor así, no fue tan difícil ¿verdad? Creo que nunca me había detenido a decirte lo guapo que eres. De acuerdo, disculpa, a veces pierdo la perspectiva, tu belleza me eclipsa.
Claro, basta de juegos. ¿Qué cuál es mi pedido? Ah sí, tonta de mí.
Podrías, por favor, si algún resquicio de amor aun yace en tu bonito cuerpo de modelo, apiadarte de mí y llevarte ese horrible retrato de tu madre.
No te ofendas, pero arruina mi feng shui.  

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