______________________________
Tiempo,
bastante tiempo ha pasado en que no me encontraba tan distraída de todo,
abstraída, distante… no lo sé, ¿importa acaso?
Lo
peor.
Lo
peor es que lo ves, pero no lo notas o lo notas pero no te interesa. ¿Por qué
habría de interesarte? Me ha quedado claro el lugar que ocupo en tu vida y éste
es insignificante, cuando mucho se puede llamar lugar. Alguien con mayor tino
le diría esquina y estaría siendo justo; esquina, espacio, pequeño trecho al
que nadie quiere acercarse.
¿Me
coloqué allí? ¿Me colocaste?
Ya no
recuerdo en qué punto del camino, tú comenzaste a empujarme. No haciéndome a un
lado, si no poniéndome atrás. Eso es mucho peor, quedarse atrás es como ser aquello
que no va a volverse a repetir, ese “error” del pasado que con vehemencia se
quiere olvidar. Esa cosa que uno apunta en su mente, como el tropiezo estúpido
de andar con los ojos cegados.
Me
conformaría saber que fui al menos algo que le dio forma a tu negación, vaya,
no lo sé. Espero creer que allí radica todo ese desamor, tu odio, tu necesidad
tan arraigada de “tú” y nada de yo.
Pero,
¿por qué justifico mis propios pensamientos? Me gustaría una vez en la vida,
decir que estoy orgullosa de lo que creo y mantenerlo.
Cobardía.
Eso es
lo siento, no temo odiarte… pero prefiero hacerlo en silencio. Hasta allí llega
mi entendimiento, no sé por qué no hacerlo por completo. ¿Qué pierdes cuando
todo está perdido? ¿Qué cambiaría si te digo que te odio? ¿Me odiarías acaso
más? ¿Es esto una rencilla para ver quién lo soporta por más tiempo?
Sabes
que me doy por vencida con facilidad, creo que me adivinaste al primer intento
en que quisiste conocerme un poco. Y seguramente fue algo sin verdadera
intención, se dio y me atrapaste.
No soy
buena pretendiendo, pero pretender que te soporto parece un acto grabado a
piedra en mi rostro. El número central de una escena que tú y yo llevamos largo
tiempo interpretando. Entonces, ¿para qué variar? Espero que mueras sufriendo,
espero que te duela el más allá y… no lo espero también.
Porque
es extraño.
Extraño
ese maldito modo de amar, donde me odias sin medidas y me admiras en soledad.
Esperas algo de mí que ya no sé si pueda lograr, quizás no quiera… quizás.
Entonces
aguardemos por ese momento en que nos miremos rendidas de tanto luchar. En
donde por fin admitamos que esta guerra, la gana la primera que aprenda a
perdonar. Pero ten cuidado que tal vez me canse antes de lo pensado y acabe
definitivamente, con este único “bien” que me has heredado.
En serio, boluda, llevas mucho tiempo sin actualizar. Te he nominado porque sé que no te gusta y para ver si mueves esto.
ResponderEliminarhttp://ignacio-german.blogspot.com.es/2013/11/liebster-awards.html